Rogelio Valdés
25 mar 2022
Cuando estábamos diseñando la metodología de nuestra escuela una de las principales preocupaciones era el desarrollo socio-emocional de lo niños.
¿Cómo podemos incentivar las habilidades sociales en línea? Porque si queremos prepararlos para el futuro no basta con entregar el contenido, sino que sepan como relacionarse con los demás y trabajar en equipo.
Esto es muy natural en un formato presencial. Es tan sencillo como pedirle prestado un lápiz a tu compañero, sentarte al lado de alguien y platicar, darse cuenta que a tu compañero le gusta el mismo juego que a ti, etc. Son experiencias sociales que se dan naturalmente y sin mucho esfuerzo por parte de la escuela. Aquí aprenden a dialogar con otros, dar su opinión, escuchar a los demás, saber discutir y resolver diferencias de opinión, etc. Pero cuando pasamos a una modalidad en línea dejamos de tener estas experiencias.
Nos dimos cuenta que necesitábamos diseñar actividades y dinámicas específicamente para fomentar el desarrollo socio-emocional en línea. Es por eso que hacemos debates, juegos, discusión de casos de negocios y retos con simulaciones de diferentes temas, etc. Parecen sólo actividades recreativas pero es mucho más que eso.
En estos últimos meses hemos visto cómo los alumnos han formado amistades sólidas, con niños que viven en diferente ciudades o países. Y lo que más me ha gustado es ver como resuelven los conflictos teniendo conversaciones muy maduras. Han aprendido a tener un diálogo con respeto, identificar sus emociones y ser empáticos con los demás.
Comparo esto que estamos viendo con mi experiencia personal de cuando era niño y no me imagino ese tipo de conversaciones y diálogos con mis compañeros de primaria o secundaria. Y creo que la clave está en la forma en la que se adquieren estas habilidades socio-emocionales. En una escuela tradicional la convivencia se da natural entonces no se planea. Si hay espacios de recreo, juego y trabajos en equipo, pero no están planeadas para desarrollar estas habilidades. Si un alumno se queda solo en el recreo, por ejemplo, no se hace nada para integrarlo porque no se tiene ese objetivo. Nosotros al no tener convivencia de forma natural tuvimos que planearla.
Lo mejor de esto es que se puede replicar en cualquier sistema tradicional o de educación presencial también. Solo es cuestión de que otras instituciones adopten esta forma de ver las actividades grupales. Estos son algunos de los puntos que tomamos en cuenta a la hora de diseñar estas experiencias:
Que todos participen. Para esto es mejor tener grupos reducidos de 5 a 10 alumnos.
Todos deben ser escuchados con atención en su turno para hablar.
Asignamos límites de tiempo para hablar de 1min o 2min por participante para que todos tengan su espacio.
El mentor cumple el rol de moderador. No emite un juicio o influye en la decisión que toman los alumnos.
Buscamos temas que sean de interés para el grupo. El objetivo principal de estas actividades no es tanto cumplir con un curriculum específico sino el desarrollo socio-emocional. Esto se puede dar con cualquier tema.
Actividades que sean un reto. Hay un punto clave en el que el alumno se siente retado y motivado por este reto. Así sea llegar a un acuerdo, resolver un acertijo en equipo, generar una alianza, obtener ciertos puntos, etc.
Estos puntos a tomar en cuenta no están ligados a alguna actividad en específico. Lo pueden aplicar en trabajos en equipo, en juegos durante los recesos u otra actividad dentro del salón de clases. Lo importante es tener esto en cuenta para que no se pierda el objetivo de tener una educación socio-emocional activa.
Recuerda que buscamos generar situaciones a las que se enfrentarán en la vida diaria cuando crezcan. Para diseñar estas actividades nos preguntamos, ¿qué debemos hacer cuando alguien no está de acuerdo con nosotros? ¿cómo puedo convencer a los demás de mis ideas? ¿cómo identificar los conflictos dentro de un equipo? ¿cómo lidiar con mis emociones?
A veces nos da miedo exponer a los alumnos a este tipo de preguntas o queremos evitar los conflictos a toda costa. Es muy común el querer separar a dos alumnos totalmente cuando tienen algún problema personal, pero la mejor manera de aprender es haciendo. Necesitamos exponerlos a este tipo de situaciones y que mejor que en un entorno seguro como lo debe ser la escuela, guiados por un mentor como lo debe ser el maestro. Además estamos hablando de actividades con un propósito o un reto. Cuando hay un objetivo en común es mucho más fácil resolver conflictos.
Si les interesa conocer más sobre la metodología de nuestra escuela para aplicar otras técnicas en sus salones de clase pueden visitar el blog de Robin donde compartimos todo lo que hacemos en robinacademy.com/blog